Estas lineas me fueron sugeridas por la obra del pintor Remy Zaugg interesado en el estudio de la percepción, la relación entre texto e imagen, entre real y subjetivo, además de otros muchos parámetros y enfoques. Destacamos su esfuerzo por priorizar el lenguaje en la pintura, ya que para este autor una palabra, una frase, crean una posibilidad de construcción en aquel que la contempla, se ve a través de las palabras. Y si el lienzo está en blanco, es que el lenguaje aún no se ha dado.
Hay algo esencial en esta valoración del lenguaje en relación a la imagen, que también persigue el autor y es romper la cautividad que produce una imagen y pasar el protagonismo a cada espectador, que crea las imágenes al contemplar el texto o las palabras. “La percepción no es un acto de registro pasivo, no es solamente un acto de conocimiento, es también un acto de expresión que espera ser contemplado” (la bastardilla es del citado autor).
La disección de una imagen al convertir en palabras lo que está delante de los ojos y plasmar esas palabras en la tela, es para el autor escritura para ver. El trabajo “27 esquises perceptives d’un tableau” (esbozos perceptivos de un cuadro), trata de recrear el cuadro “La maison du pendu” (La casa del ahorcado) de Cézanne, mediante la producción de textos que no persiguen la traducción de la imagen en palabras, sino la construcción de un cuadro, una creación nueva. La escritura rompe la congelación de la imagen en la posibilidad de recrear un sin fin de versiones.
El paradigma en cuestión es el dicho “más vale una imagen que mil palabras”, (quizá pueda cumplirse en la llamada comunicación para las masas). La no correlación de fuerzas es enorme, una por mil. Este sobrepeso es debido a la voracidad de la imagen, que siendo en los inicios de la civilización, puntal para conocer la vida y costumbres de nuestros antepasados, adquiere en nuestra cultura más y más usos y abusos, para convertirse, en la era de la globalización, en un medio estándar de comunicación muda. No sólo las palabras quedan ocultas tras la imagen sino también el autor de dichas palabras.
Es la deconstrucción perceptiva con la irrupción del lenguaje en la obra del citado autor, lo que hace un guiño a nuestro trabajo analítico: el poder de la palabra, aún más, el impacto de esa palabra agujereando la imagen.
La ilusión de sentido que produce la imagen, termina allí donde empieza el lenguaje, el cual no sólo puede hacer de frontera a la seriación de imágenes externas e internas a la persona, sino que paradójicamente, la palabra hablada deshace y rehace en el mismo acto. Es el decir de cada uno el que torpedea la imagen impuesta, para apropiarse de la de su creación.
Las imágenes están ahí, siempre. La palabra que no falte a la cita.
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