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Sí, tú ríete; pero al final de cuentas, es lo único que cuenta.

Vale, puede ser, pero, ¿qué es eso en realidad…?

Bueno, claro…, eso ya es más difícil de decir. Pero podríamos empezar por analizar la respuesta práctica y universal que da el capitalismo, que es la que parece estar a la orden del día: tener dinero y, con él, comprarla. La idea es buena si lo que pretendes es ser el más rico del cementerio. Porque veamos una cosa: si el dinero te viene por herencia o te has sacado la lotería, vale, la cosa sigue quedando disimulada; pero si no, estás atrapado en la ecuación clave de la vida: tiempo o dinero. Evidentemente, si le dedicas la vida a ganar dinero, no se la dedicas a otras cosas. Por lo tanto, si partimos de la evidencia de que somos muertos de vacaciones, es decir, puesto que hemos sido inexistentes toda una eternidad antes de nacer y estaremos ausentes otra después de muertos, tenemos unas vacaciones vitales de unos cuantos años. Ese es el único capital que cuenta, el tiempo. Y nadie sabe cuánto tiene; como el Angelus Novus, avanzamos de espaldas. Claro que el dinero es necesario, imprescindible incluso para no estar pensando en él todo el rato, algo hay que tener y algún tiempo habrá que dedicarle. Pero el dinero es importante en tanto es tiempo de trabajo de otros, acumulado, y eso da unas cuantas posibilidades; pero no todas, claro. En cualquier caso el tiempo es prevalente sobre el dinero, ya que éste vale por lo que tiene de aquél. Es decir, no tanto time is money, como money is time. El asunto es qué tal se pasa el tiempo de esas vacaciones; y ahí es donde el problema de la felicidad toma todo su valor.

Pero, y entonces, ¿qué es?

Es un nudo. Un nudo hecho del problema de que no se sabe lo que es, pero hay que contar con ella. No hay salida, lo puedes ignorar, pero te afecta igual; quizás, cada uno lo termina diciendo a lo largo del tiempo con el acto de su vida.

Insistamos, pues, con otra cosa que no es la felicidad, un sentido que muchas veces tiene pero que no es. La felicidad no es estar siempre sonriendo como un locutor de la tele. Incluso daré un paso más, lo que se opone a la felicidad no es la infelicidad; ésa es su contra-cara. Porque todo lo que puede hacerte feliz, puede hacerte infeliz. Todo lo que te hace sonreir, te puede hacer llorar (y viceversa, afortunadamente) Da, entonces, la impresión de que lo que se le opone, más bien, es la indiferencia.Es decir, no hay forma de decir qué cosa es.

Bueno…, algo hemos dicho, definimos su inverso y su opuesto, eso casi es un grupo matemático, y que Klein me perdone. También hemos dicho que es un nudo, quizás el nudo que nos ata a otros en alguna obra conjunta; pero que nos ata con una cuerda que tiene la consistencia del deseo.

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